En la localidad donde vivo, actualmente, hay algunos problemas, en general, en todas las Hermandades y Cofradías que, como todos sabéis, sacan sus titulares, sus imágenes, en procesión en Semana Santa. La verdad es que el hecho de que esté sucediendo en mi ciudad sólo ha sido un punto de partida para reflexionar sobre lo que pasa, de una forma más grave o más leve, en todas las Hermandades y Cofradías, de ciudades importantes y de no tan importantes. Y es que, cada vez más, creo que se pierde el objetivo y el fundamento que debe tener un grupo así. Y me gustaría hablarte de esto a tí, "capillita", sobre una historia en la que luego te reflejaré... Este cuento, de autor desconocido, se llama "Ana, el globo y la Luna" y dice así...
<<Faltaban sólo tres días para su cumpleaños y Ana, que iba a cumplir siete años, tenía muy claro lo que quería que su madre le regalara: la Luna. ¡A ver!, es lógico, su madre bastante a menudo le decía: "¡Ay, mi niña! Te daría la Luna si me la pidieras...". Y Ana había decidido pedírsela.
Las noches de Ana eran espectaculares: soñaba las cosas más inverosímiles. Unas veces imaginaba, en sueños, claro, que unos vampiros amigos suyos salían volando por la ventana de su habitación y se perdían en la oscuridad de la noche. Otras, que era una princesa rubia estupenda que vivía en un gigantesco palacio de cristal y se casaba, con su vestido de Comunión puesto, con un dragón, eso sí, elegantísimo y muy buena persona. Bueno, más bien, muy buen dragón. Pero últimamente, casi todas las noches, soñaba que su madre se subía a una escalera muy, pero que muy larga, que llegaba hasta el cielo y, con mucho esfuerzo, estiraba su brazo, su mano, sus dedos, y... ¡conseguía coger la luna para dársela a ella!, que tanto la deseaba. En cualquier caso, siempre se despertaba agotada y contaba sus aventuras nocturnas a todo el mundo.
Su madre, desde hacía unos días, todas las mañanas mientras desayunaba, le preguntaba sobre lo que quería para su cumpleaños y ella siempre respondía entre trago y trago de leche: "Sólo quiero la Luna, mamá".
Así, noche tras noche y un día tras otro, hasta que... ¡llegó el día de su cumpleaños! Como su madre notó que estaba tan ilusionada con la idea de la Luna, decidió regalarle un gran globo blanco lleno de helio con un hilo para sujetarlo. Ana se puso contentísima. Saltaba de alegría la mañana que su madre se lo dio y lo llevó al colegio para que todos los niños de clase lo vieran. A la profesora le gustó mucho la idea y, entre todos, acordaron ponerlo a la vista para que diera un toque de alegría a la clase.
Pero, aunque Ana en un principio no era consciente de ello, pasó lo que tenía que pasar. El globo poco a poco fue perdiendo aire y se fue deshinchando. Le salieron un montón de arrugas y, cada vez, era más pequeño. Se puso fofo y feo y, un día, cuando ya casi se había quedado en un trozo de plástico, la profesora decidió quitarlo de su sitio en la clase y tirarlo a la basura con el permiso de Ana, que era la que lo había llevado.
Cuando tocaba la hora del recreo, antes de salir al patio a jugar, Ana se acercó a la profesora y le dijo: "Por favor, no le digas nada de lo del globo a mi madre. Es que... ella piensa que me ha regalado la Luna".>>
Seguro que este cuento te ha hecho reflexionar pero, ¿de qué? El caso, y por supuesto le hablo al movimiento de hace relativamente muy poco, es que tú, como "capillita" y no como cofrade o como hermano de una Hermandad o Cofradía, no sabrás ni qué tiene que ver esto contigo. Pues sí que tiene que ver... ¡Qué tiempos aquellos (y tampoco es que yo lleve medio siglo en este mundo) en los que sacar a un titular en procesión era un momento de Evangelizar a todas aquellas personas presentes en la calle. Era un momento arriesgado, habría gente a los que les gustara de partida o no el hecho de que otros reconozcamos a Dios en nuestras vidas y queramos transmitírselo a los demás, y habría gente que no lo compartiera. No obstante, los hermanos de una Hermandad intentaban Evangelizar a todos por igual. Y hoy en día no, hoy lo importante es que mi Cristo (¡pero no Jesucristo, sino la imagen titular de mi Cofradía!) es más guapo o más bonito que el de tu Cofradía o va mejor cargado que el tuyo o va en un paso que no puede casi ni girar las esquinas... Y, por suerte, muchos antiguos Hermanos de esas Cofradías siguen con la idea correcta de una procesión como otra forma más de Evangelizar o de mostrar y transmitir tu fe delante de toda tu ciudad, al menos. Pero lo triste es que también hay otros que se unen a este movimiento nuevo de "mamarrachos" que no saben ni siquiera, qué expresa el titular de su Cofradía...
Te estarás preguntando que qué tiene que ver la historia de antes contigo... ¡Pues mucho! Porque tiene guasa (manda narices... como lo quieras decir) que tú sólo veas un globo y tenga que venir un niño a decirte que es una Luna... sí, tiene guasa que tú sólo veas a la imagen de tu Cristo (precioso, muy guapo vestido y con "mucho bailoteo" encima de un paso) y sean los niños los que te digan que ahí realmente está EL SEÑOR, Jesús, tu amigo y hermano. Piensa qué llevas en ese paso y qué tienes que transmitir a los demás. Y piensa que tu vecino el de la otra Cofradía, con otra imagen de Cristo, comparte contigo mucho más que una Carrera Oficial... ¡los dos tenéis la tarea y la gran responsabilidad de Evangelizar a todas esas personas que se acerquen a ver a Jesús simbolizado en tu imagen! Y debería de ser para tí un orgullo y deberíamos alabarte mucho porque te has metido en una misión consistente en Evangelizar con esa imagen todo un año... pero desgraciadamente tú sólo eres capillita y sólo sacas a esa imagen un día... ¡y encima no piensas ni siquiera que vayas a Evangelizar llevando a JESUCRISTO por bandera!
Bueno, dentro de nada ya llega la Semana Santa... a ver qué haces... si eres realmente un instrumento de Dios y Evangelizas a todo el mundo (que me haría muy feliz) o simplemente te dedicas a hacer lo mismo que haces hasta ahora de pelearte por quién carga tu paso, organizar millones de actividades para que tu paso sea el más grande, el de más peso y con más oro y, sobretodo, que a tus vecinos de otras Cofradías no les vaya igual de bien que a tí...
¡Ah! Para que te vayas completito... Dicen que va a llover en Semana Santa, si no sale tu procesión a la calle... no te voy a decir que no llores... pero a ver por qué lloras... supongo que llorarás porque ese día no vas a poder Evangelizar en la calle...
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